Juan Martínez Ruíz

He aprendido a andar en Capafons, allí no teníamos ni agua ni luz. El fuego de casa lo encendíamos con las brasas que iba a buscar cada mañana a Cal Llarg o a la Tomasa. No había médico. En la escuela estábamos todos los alumnos en la misma aula y con un sólo maestro. Todos cuidábamos unos de otros.
Las puertas se ajustaban para aislar del frío o del calor y no se cerraban con llave. Allí aprendí que siendo responsable y respetuoso nunca te falta de nada. No tiene nada que ver la vida de aquellos años con el estilo de vida actual. Sigo feliz y con la alegría de vivir porque vamos sincronizando los esfuerzos creadores de muchos de nosotros.

La medicina que he estudiado ha sido la que han ejercido grandes humanistas como el Dr. Josep Trueta y que no dudaron en formarnos con visión HOLÍSTICA... el Dr. Bosch, fue profesor del Che, nos hablaba de que es posible aspirar con el pene la propia orina expulsada en el recipiente. El Dr. Felip Cid nos concienció para no caer en la trampa de la técnica; nos formo para buscar respuestas en la metafísica, en la crítica, en los valores humanos; nos llamó la atención que la salud es un estado complejo y que el sufrimiento del enfermo es a lo que nos debemos enfrentar, que la industria farmacéutica ha traicionado los principios éticos de los primeros alquimistas, el Dr. Foz nos previno del mal uso del antibiótico, el Dr. Daufi de la acupuntura, el Dr. Verge de lo importante de acercarse y escuchar al enfermo, nos enseñaron que el médico no cura, acompañamos aliviando y consolando, aplicando conocimiento con honestidad; actualmente entre todos estamos construyendo una cosmovisión que supera la actual. Ya estamos actuando los promotores de salud para que el proceso salud-enfermedad sea equilibrado y liberalizador.

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